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En ediciones pasadas les presentamos los encantos de Alagoas a nivel general y detallamos las bondades de su exquisita oferta gastronómica. Hoy les proponemos acompañarnos en un fascinante recorrido a través de este estado del nordeste brasileño que nos cautivó en una reciente visita.

Al arribar a Alagoas nos instalamos en el hotel Ritz Lagoa da Anta de Maceió, un imponente establecimiento de categoría cinco estrellas ubicado frente a la playa. Hasta allí llegamos gracias al traslado del operador turístico que sería nuestro aliado durante todo el viaje: Luck Receptivo.

Acompañados por los guías de esta empresa líder del nordeste de Brasil pudimos conocer los sitios más destacados de Maceió, la capital alagoana que maravilla con sus múltiples atractivos. También nos dirigimos a Maragogi, donde nos alojamos en la confortable Pousada Rangai, y accedimos a rincones llenos de magia como Hibiscus, Gunga, Barra de São Miguel, Dunas de Marapé, Ponta Verde, Praia do Francés y São Miguel dos Milagres.

 

Paseando bajo el sol

 

Maceió es la ciudad más poblada de Alagoas. Cuenta con preciosas playas urbanas como Jatiúca, Pajuçara y Ponta Verde y con una costanera, conocida como la Orla, que resulta el escenario ideal para fotos increíbles. Las actividades náuticas y los deportes acuáticos, como el snorkel, el buceo y los paseos en embarcaciones de distinto tipo, son muy populares: navegar en las balsas conocidas como jangadas para acceder a las piscinas naturales que se forman cuando la marea baja es realmente imperdible.

En la idílica playa de Ipioca, ubicada en el litoral norte de Alagoas y distante a unos 20 kilómetros de Maceió, disfrutamos una magnífica jornada a orillas del mar gracias a Hibiscus. Se trata de un beach club con una excelente infraestructura que garantiza el bienestar, el confort y la seguridad de sus visitantes, tanto en su espacio Beach como en el exclusivo y refinado Lounge.

En Hibiscus hay varias piscinas, salones de distinto tipo, mesas con sombrillas, reposeras y gazebos para permanecer al aire libre pero a resguardo de los rayos solares. Los más chicos tienen a su disposición un sector infantil con juegos, mientras que los adultos pueden bailar al ritmo de un DJ, escuchar música en vivo o relajarse con una sesión de masajes.

A la hora de comer, Hibiscus presenta una carta con influencias internacionales, sobre todo de la gastronomía peruana, aunque basada en la cocina local y con ingredientes de pequeños productores de este territorio. Los pescados y los moluscos tienen un gran protagonismo en el menú.

 

El hechizo de Costa dos Corais

 

Siguiendo con nuestro paso por el litoral norte, también denominado Costa dos Corais, descubrimos São Miguel dos Milagres. A 100 kilómetros de Maceió, este municipio es uno de los más antiguos de Alagoas y se caracteriza por sus playas tranquilas de aguas turquesas y rodeadas de cocoteros y vegetación nativa.

São Miguel dos Milagres comenzó a formarse durante la invasión holandesa del siglo XVII. Este pueblo de pescadores fue creciendo en los últimos años en base al turismo. Al visitarlo, pudimos constatar que sitios como Praia do Toque y Praia do Patacho irradian paz e invitan a olvidarse de los problemas.

En el extremo septentrional de Costa dos Corais se luce Maragogi, una localidad que nos albergó tres noches. Es el segundo centro turístico de Alagoas, por detrás de Maceió, y tiene una rica historia que se inicia formalmente en 1875, con su fundación bajo el nombre de Isabel.

Maragogi, que está localizada a 124 kilómetros de la capital de Alagoas y toma su nombre actual del río que baña su superficie, ostenta playas muy lindas como Antunes, São Bento, Barra Grande, Burgalhau y Peroba. Desde la orilla parten pequeñas embarcaciones rumbo a las formaciones de coral que acogen a peces, crustáceos y moluscos.

Las piscinas naturales, al igual que en otros puntos turísticos de Alagoas, se erigen como grandes protagonistas de la oferta de Maragogi, donde también es posible adentrarse en la mata atlántica mediante el camino conocido como Trilha do Visgueiro. Un área multifacética que, sin dudas, garantiza unas vacaciones soñadas.

Porto de Pedras con su faro y su santuario del manatí antillano; Japaratinga, un paraíso del surf; Passo de Camaragibe con sus manglares, lagunas y ríos; Barra de Santo Antônio con la sorprendente Ilha da Crôa; Porto Calvo con su patrimonio histórico; y Paripueira con sus extensas playas completan el abanico de Costa dos Corais.

 

Con los cocoteros como testigos

 

Ya en el litoral sur, conocido como Lagoas e Mares do Sul, la playa de Gunga nos resultó majestuosa. Los cocoteros dominan el paisaje, aunque la vegetación es exuberante a lo largo de toda la franja costera. El agua de tonalidad verdosa aporta aún más perfección a esta zona donde es posible realizar navegaciones recreativas.

Los paseos en buggy hasta los acantilados también constituyen una opción interesante en Gunga, cuyos restaurantes frente al mar invitan a saborear platos típicos. Cerca de allí, la barrera natural de arrecifes de Barra de São Miguel nos conmovió. El azul del mar se fusiona con el color del cielo en cautivantes piscinas naturales de aguas calmas y cristalinas.

A 5 kilómetros de Barra de São Miguel se ubica Vila Palatéia, un santuario ecológico que se destaca por su biodiversidad. En sus manglares, donde el mar se encuentra con la Lagoa do Roteiro, pudimos apreciar el criadero de ostras más importante de Alagoas.

La protección del medio ambiente también es la premisa de Dunas de Marapé, un complejo ecológico cercano a Barra de São Miguel, en el municipio de Jequiá da Praia. Aquí las aguas marítimas se unifican con la Laguna de Jequiá en playas bellísimas de arenas blancas.

A Dunas de Marapé se llega luego de un breve recorrido en barco, que nos resultó muy atractivo por los paisajes. El emprendimiento cuenta con dos restaurantes y una estructura de playa que brinda un servicio excelente.

El manglar que rodea toda la orilla es un gran vivero natural y el hogar de un inmenso número de crustáceos, moluscos y peces, una variedad que se ve reflejada en la gran oferta gastronómica. Entre los paseos que se pueden realizar en el lugar, nos sedujo la travesía hasta lo alto de los acantilados.

Marechal Deodoro es otro municipio de Alagoas que conocimos gracias al traslado y la recomendación de Luck Receptivo. Su centro histórico y sus puestos de artesanías son muy interesantes, aunque la playa de Praia do Francés es uno de los principales tesoros de Lagoas e Mares do Sul con sus formaciones naturales de arrecifes y aguas turquesas. No es fácil poner en palabras la belleza de este entorno costero: es necesario caminar sobre su arena y perder la vista en las olas para sentirse en plenitud. Quien tiene la suerte de estar en Praia do Francés es testigo privilegiado de una obra de arte creada sin la intervención del hombre.

 

Naturaleza e historia

 

Foz do Rio São Francisco es otro de los lugares de Alagoas que vale la pena conocer y al cual llega Luck Receptivo. El río San Francisco, luego de un trayecto de unos 3.000 kilómetros desde Minas Gerais, desemboca en el mar rodeado de dunas interminables y bajo la mirada de miles de aves migratorias.

El Quilombo dos Palmares, por último, es el punto indicado para introducirse en la historia de este estado y de Brasil. Se trató del refugio de esclavos más grande del país y hoy alberga un parque de la memoria de la cultura negra.

Situado en la Serra da Barriga, hasta este sitio que fue escenario de múltiples enfrentamiento llegaron miles de esclavos rebeldes. Como muestra de su relevancia, el Día Nacional de la Conciencia Negra recuerda el fallecimiento de Zumbi dos Palmares, el rey del quilombo, quien murió el 20 de noviembre de 1695.