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Al apasionarse sobre la vida de Leonardo Da Vinci, Horacio también se transformó en un estudioso del Renacimiento, asistió a cursos, viajó, leyó mucho sobre sus referentes más destacados. Pero lo que más le impactó no fue la obra de Leonardo tan maravillosa, sino una frase suya: “el arte y la ciencia pueden caminar de la mano”. Estas palabras quedaron grabadas en su esencia, en su ADN.

Oriundo de la ciudad de Casilda, en la provincia de Santa Fe, Argentina, Horacio Pagani ya desde niño palpitaba el deseo de partir a la ciudad de Módena en Italia donde su vuelo creativo podría plasmarse para desarrollar así sus sueños innovadores en diseño. Ese gran salto a una vida europea tan interesante, le inyectó la adrenalina necesaria para concretar ese deseo tan anhelado. Luego de varios años de trayectoria en el exterior, una charla muy cálida con Horacio Pagani, nos retrotrajo a nuestra ciudad natal, como buena casildense coetánea que soy y de inmediato, los gratos recuerdos echaron a rodar. Porque como decía el genial escritor Eduardo Galeano en su libro de los Abrazos, “recordar significa pasar nuevamente por el corazón”.

¿Horacio, cómo fue que Oreste Berta fue el nexo para que conozcas a Juan Manuel Fangio, un emblema del automovilismo?

-La historia fue así. En Argentina, ya a mis dieciocho años, había construido casas rodantes, campers, y a los veintidós, un auto de Fórmula 2 nacional. A través de ese emprendimiento, me hice muy amigo de Oreste Berta, mi ídolo de la juventud, y a través de él, conocí a Juan Manuel Fangio. Ya cuando tenía quince años, le decía a mi madre: “yo me voy a ir a Módena a construir mi auto”, siempre tenía esa idea fija, y ella me sonreía. Cuando cumplí veinticinco años, me dije: “este es el momento”, y no lo dudé. Yo no conocía a nadie en Europa, hablé con Berta, y él me respondió: “mejor hablemos con Fangio que conoce a mucha gente allá”. Y Fangio confió en mí, me hizo cinco cartas de presentación para firmas europeas, entre ellas una para el ingeniero Alfieri de la empresa Lamborghini y otra para Enzo Ferrari”.

Fangio ha sido muy importante en tu trayectoria… tengo entendido que en tu juventud, vos no querías hacer autos de carrera, si bien habías construído uno de Fórmula 2, ya  no pensabas seguir con ese proyecto…

-Es verdad. Esa fue una etapa muy útil, porque aprendí cómo era un automóvil, cómo funcionaba, pero no era lo que me atraía verdaderamente en ese momento. Fui a hablar con Fangio, le mostré la carpeta con mis trabajos, había empezado en mi taller a los diecinueve años, tenía veintiséis entonces, fue en el ’82, había hecho todo a pulmón, sin ningún tipo de sponsor, y Fangio tal vez quedó sorprendido con los trabajos. Le dije que quería ir a vivir a Europa y trabajar en una fábrica de autos de gran turismo. Él me dijo: “hice muchas cartas de presentación, pero es la segunda vez que voy a hacer una carta de recomendación. La otra fue para un paisano de Balcarce que fue a trabajar a Maserati y me hizo quedar muy bien”. Ya conocerlo a Fangio fue increíble, pero ahí me cargó toda la responsabilidad. Fui a verlo a la sede de Mercedes en Buenos Aires, él era el presidente de Mercedes Argentina. Tenía una cita a las diez de la mañana, llegué unos minutos antes y el secretario me dijo que Fangio estaba en una reunión y que probablemente se retrasaría. A las diez y un minuto Juan Manuel Fangio salió para explicarnos personalmente el retraso, y nos pidió disculpas… ¡a nosotros que éramos unos pibes! Cuando entramos, nos ofreció un té y nos pidió disculpas nuevamente, tenía una humildad increíble.

En Italia, tenían unos parientes lejanos que habías conocido en el viaje anterior y los alojaron por quince días, después se instalaron en un camping con una carpa prestada…

-Recuerdo mis primeros años en Italia. Fue toda una aventura, nos compramos una bicicleta cada uno, y Cristina, mi esposa, hacía 10 km pedaleando para ayudar a una pariente a hacer souvenirs, nos encontrábamos a la noche, el primero que llegaba hacía la comida, así vivimos un mes y medio. Los primeros días de septiembre llamé a Alfieri de Lamborghini, y me dijo: “creo que hay una posibilidad”. Hice dedo hasta Módena, me entrevisté con él y me ofreció empezar como obrero de tercer nivel, tenía que arrancar en esa categoría, y por supuesto, dije que sí.

También me contaste que en tus comienzos, un sábado desarmaste la carpa que habías levantado junto a tu mujer y la devolvieron. Guardaron una foto emblemática que sacaron de ese momento, en ella se ven a Cristina y vos, junto a las dos bicicletas, tres valijitas y muchos sueños…

-Sí, recuerdo que viajamos hasta Bologna los dos, dejamos las bicicletas en la estación de trenes y nos fuimos a Sant’Agata Bolognese, el pueblito donde está ubicada la fábrica. En mi viaje anterior conocí a un diseñador francés y le había preguntado si sabía de algún departamento en alquiler. Él también había ido a la aventura, como nosotros, le habían prestado una pieza en una casa y me la ofreció, sólo nos entraba un colchón de una plaza, así que allí dormíamos los dos. Al día siguiente, fuimos a buscar las bicicletas y con eso iba a trabajar, andábamos por todos lados en bicicleta. Así empecé, como obrero de tercer nivel, el más bajo, en la parte experimental de la carrocería. Después de cuatro meses, me preguntaron si quería ser responsable del sector de la carrocería porque el anterior, se jubilaba. Había gente que hacía años que esperaba por esa oportunidad, de modo que me hacían la guerra, hablaban en dialecto bolognese para que no entendiera y yo no quería entrar en esa disputa.

¿Añorás volver a la Argentina? ¿Cómo ves a nuestro país? ¿Cómo nos ven en el exterior?

-Sí, me gusta regresar. Trato de ser objetivo sin ofender a nadie: si mirás el mapa de la Argentina ves a la derecha miles de km de mar, de océano, la imagino con una riqueza itica enorme. Si miramos a la izquierda vemos los Andes, si del lado chileno la riqueza natural es enorme, no creo sea diferente del lado nuestro. Entre el mar y la montaña, hay una extensión de tierra rica, generosa. Si pensamos que los japoneses tienen poco o nada de riquezas naturales y son creo la tercera o 4ta potencia mundial me viene de inmediato el pensar que en la ecuación hay algo que no cuadra. Más o menos esto es la pregunta que me hace la gente que encuentro por donde voy.

¿Cómo sintetizarías tus logros o los de la compañía en estos últimos años?

-Prefiero hablar de los logros de la compañía, del equipo. En el 2019 festejamos veinte años de la presentación en Ginebra del Zonda, este año diez del Huayra. En el contexto donde nacimos, en “Motor Valley” está la historia del auto deportivo: Maserati de hace más de un siglo, Ferrari setenta y tres años, Lamborghini cumplirá sesenta dentro de dos años. Nosotros nos hemos creado una posición, una identidad y esto genera respeto no solo en “la Motor Valley” sino en todo el planeta.

¿Cómo ha evolucionado tu empresa a lo largo de todos estos años?

-En modo orgánico, sin excesos, con humildad y coherencia. UBS, la compañía de consultoría y uno de los bancos de negocios más importantes del planeta, nos ha mostrado un estudio que han realizado, que identifica  con parámetros objetivos lo que define un Brand del lujo: estamos en el ápice con Hermès.

¿Cómo has logrado armonizar una empresa familiar? ¿Qué cargos tienen tus hijos?

-Creando las condiciones para que cada uno de nosotros pueda trabajar en armonía en lo que su propia naturaleza lo ha dotado, cultivando el respeto como regla principal y creando pactos familiares que todos tenemos que respetar ahora y dentro de 100 años. Mi hijo Leonardo tiene treinta y cuatro años, es un designer, el nuevo atelier es fruto de su trabajo e ingenio. Christopher de treinta y tres años estudió economía y marketing, en el nuevo atelier se ocupó de la parte económica y de hace cuatro años trabaja en nuestra sede americana como responsable de la comunicación y el marketing. Leonardo además se ocupa de los proyectos especiales, entre ellos el proyecto del auto eléctrico. Ambos son parte del consejo directivo. Y siguen las otras dos empresas familiares, Géminis y Scorpio, la primera es una Inmobiliaria y la segunda se ocupa de autos deportivos de colección.

¿Cuáles son los productos nuevos que has incorporado a tu empresa?

-El Huayra en sus variantes entre ellas la Roadster BC actualmente en producción. En breve inicia la producción del Huayra R, un proyecto solo para la pista que hemos desarrollado desde cero en solo dieciocho meses incluido el motor y la caja.

ENCONTRÁ LA NOTA COMPLETA EN NUESTRA EDICION Nº 86