En la vida cotidiana realizamos numerosas actividades casi sin prestar atención. No nos detenemos a analizar cómo nos atamos los cordones de las zapatillas o a contemplar el camino que hacemos todos los días hacia el trabajo. En estas actividades que automatizamos no nos detenemos a pensar ni a planificarlas. Esto nos permite ahorrar energía y liberar parte de nuestros recursos cognitivos para poder emplearlos en otra tarea. En este sentido, el automatismo nos ahorra trabajo y nos permite, en cierta forma, descansar. Muchas veces, la sociedad, el ritmo de vida actual, las exigencias y prisas, nos conducen a automatizar determinadas acciones o pensamientos para poder adaptarnos de manera más rápida y eficiente a las demandas de la vida.
¿Pero qué sucede cuando lo que dejo de atender es a una actividad gratificante, incluye a los vínculos afectivos o es algo que considero importante?
Cuando abusamos del piloto automático, estamos perdiendo una oportunidad para crecer, aprender algo nuevo o simplemente de percatarnos de lo que sucede a nuestro alrededor. Esto puede resultar contraproducente al hacernos actuar de manera estereotipada, alejarnos de las maneras novedosas y creativas de resolver los problemas y nos conecta de manera superficial con las situaciones y las personas. Si le concedemos demasiado control al piloto automático, nos negaremos a la posibilidad de ser personas activas, flexibles y abiertas a la experiencia.
Con frecuencia, nuestra mente no es consciente de las múltiples posibilidades que encierra el momento presente ya que nuestra naturaleza tiende al automatismo que nos aleja del contacto con el único tiempo que tenemos para vivir, crecer, sentir, amar, aprender y darle forma a las cosas. Por fortuna, nuestra mente también tiene la profunda capacidad innata de ayudarnos a despertar a la atención plena: la atención y la consciencia son dos cualidades humanas universales que pueden entrenarse.
Mindfulness es un estado de presencia atenta, un despertar a la experiencia presente, que desactiva el piloto automático. Implica ser conscientes y permanecer receptivos a lo que aparece en nuestra mente, tanto en relación con el mundo interno como externo. Jon Kabat-Zinn lo define como el prestar atención de un modo particular: intencionalmente, en el momento presente y sin establecer juicios de valor. Es una forma de relacionarnos con la experiencia que abreva en enseñanzas tradicionales y milenarias de oriente como el yoga, el budismo zen y otras disciplinas.
La atención plena requiere intención, esfuerzo y disciplina ya que nuestros comportamientos automáticos habituales y pensamientos son tenaces. Rara vez nuestra mente se encuentra en el momento presente; salta con facilidad del pasado al futuro. Si bien esta capacidad, fruto de la evolución, trae enormes beneficios tales como proyectar a futuro, anticipar un peligro o aprender del pasado, también nos genera complicaciones al desconocer cómo relacionarnos con estas herramientas. Actualmente, un creciente número de investigaciones científicas muestran evidencias sobre los enormes beneficios que produce la práctica de Mindfulness diariamente. Sus efectos incluyen mejoras en la salud física y mental, las relaciones personales, la felicidad y la satisfacción con la vida. Los sistemas de salud se sirven cada vez más de los resultados del Mindfulness y representan uno de los temas más destacados en la psicología de hoy, además de ser uno de los caminos más antiguos hacia el bienestar.
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