La fotografía nocturna consiste en capturar imágenes durante la noche, entre el ocaso y el alba, logrando imágenes generalmente espectaculares.

En esta disciplina fotográfica no hay lugar para la improvisación, hay que planificar todo previo a la sesión de fotos, revisar el equipo a llevar y estudiar detalladamente el lugar  a fotografiar. Hay que estar bien preparado para estas sesiones, porque una vez allí, si falta algo esencial o simplemente se tiene frío, hay que despedirse de conseguir resultados satisfactorios. Me ha pasado de olvidarme algún equipo importante, ir con menos cantidad de ropa que la necesaria o demasiada para la temperatura que hacía, esto a veces se puede solucionar pero otras no.

Para hacer este tipo de fotos utilizo desde la iluminación artificial (flashes, linternas, leds o la propia de una ciudad), a la luz natural o la que reflejan las estrellas aprovechando al máximo la prestación de las modernas cámaras digitales que tienen mayor sensibilidad a la luz, lentes luminosos y las mejoras en la iluminación urbana, generando así nuevas posibilidades para esta disciplina con resultados realmente espectaculares.

Para poder registrar estas imágenes exponemos el sensor de la cámara a la toma generalmente durante varios segundos, minutos o incluso horas para dar el tiempo suficiente a capturar la imagen que buscamos, es por ello que el uso de un buen trípode resulta muchas veces fundamental, cosa que cada vez que vamos de vacaciones y estamos armando las valijas, existe la eterna discusión con mi esposa… para qué lo llevo, dónde lo voy a guardar, que el peso, etc., cosas que seguramente le ocurren a todos los fotógrafos...

Se puede decir que hay tres grandes grupos de fotografía nocturna: crepuscular, urbana y de larga exposición. En particular me gustan todas las formas de hacer fotos en la noche y de estos grandes grupos se desprenden imágenes de la Vía Láctea, la Luna, trazas de estrellas incluso creando círculos alrededor de la Polar, paisajes irrealistas, efecto seda en el agua en movimiento, reflejos, trazas de luces en una ciudad, crepúsculos, el alba, entre otros.

Se puede comentar mucho sobre los equipos utilizados, estos pueden ser muy simples o muy complejos y dependen directamente de lo que vamos a fotografiar, aunque si podría decir que, a la lista de cámara, lentes y un buen trípode, generalmente no puede faltar un disparador remoto ya que como el tiempo que se requiere para registrar una foto suele ser grande, para que la misma no salga movida se necesita tocar la cámara lo menos posible.

Otro tema interesante es la dificultad de visualizar en la cámara el motivo a fotografiar por la falta de luz, lo que complica enfocar la imagen para que quede nítida además de poder encuadrar adecuadamente la escena que estoy fotografiando.

Cuando hago fotos de estrellas o un paisaje astronómico generalmente recorro mucha distancia para alejarme de la ciudad y evitar así la contaminación lumínica y poder ver el cielo en su máxima expresión. Me ha pasado de viajar muchos kilómetros para encontrar ese lugar especial, llegar, armar todo el equipo y cuando es el momento de empezar a capturar imágenes se nubla. Esto suele ocurrir incluso chequeando el tiempo en aplicaciones meteorológicas, no hay que amargarse o frustrarse, siempre hay otra oportunidad.

Los Smartphone de hoy en día suelen ser muy útiles, no solo permiten chequear previamente factores meteorológicos, sino que también nos posibilitan planificar el motivo y lugar exacto de la foto, hacer cálculos de tiempos de exposición complejos, cálculos del espacio en el que se van a encontrar los motivos fotografiados de manera nítida (hiperfocal) y muchas otras variantes.

Siento que la gran variedad de alternativas para logar el objetivo fotográfico, la complejidad y diversidad en cada una de ellas, la preparación técnica y planificación previa necesaria para lograr una buena foto, hacen de este tipo de fotografía una apasionante disciplina. Cuando los resultados son buenos, la satisfacción es realmente muy grande