Thmubnail
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Aquí encontraremos sabores que marcan territorio: una cocina que abraza lo local con mirada global. Rodeado de montañas y bosques, es así como Tinto Bistró se presenta, como un verdadero refugio gastronómico. Allí donde la Patagonia se vuelve experiencia, este bistró de montaña combina la calidez de una cantina con el pulso de una cocina contemporánea, creativa y profundamente enraizada en el producto autóctono, dirigida por la mirada experta de su dueño Martín Zorreguieta. Una charla amena con su creador nos demuestra la alegría de sus comensales, la bonanza de los buenos vinos y la exquisitez de sus platos tan sutilmente elaborados.

 

- Martín ¿Cómo nace tu pasión por la gastronomía y cómo se desarrolla Tinto Bistró?

- Si bien siempre me gustó el buen comer y beber, mi pasión por la gastronomía nace accidentalmente. En el año 2001, durante una de las tantas crisis económicas de la Argentina, me quedé sin mi trabajo habitual y comencé a trabajar de ayudante de barra en un restaurante en Buenos Aires. Aprendí el oficio de cantinero, bastante de cocina y sobre el estilo de vida en la gastronomía. A partir de ahí quedé siempre enganchado con el rubro y con el tiempo me apasioné.

Un año después, el 9 de julio de 2002, junto a mi amigo, cofundador y socio Leandro Andrés y nuestras ex esposas fundamos Tinto Bistró en Villa La Angostura. Leo se encargaba de la cocina y a mí me tocaba la barra y la administración. Fueron años de aprendizaje y esfuerzo pero siempre con pasión y con el placer de ir conociendo a muchísima gente, muchos de los cuales hoy son nuestros amigos. La propuesta era algo jugada para lo que existía en la localidad:platos picantes, ceviches, currys, etc., sumados a una buena carta de tragos y, en honor al nombre Tinto, una carta de vinos bastante amplia en estilos que fue creciendo exponencialmente con el tiempo.

- ¿Qué sensaciones se proponen lograr en el comensal?

- Nuestra idea fue y sigue siendo que nuestros clientes vengan a pasar un momento relajado con buena música, dinamismo y un servicio profesional aunque un poco informal y amigable. En cuanto a la comida, buscamos tener una propuesta de platos bastante ecléctica, de tal modo que guste a distintos paladares y resulten siempre sabrosos, perfumados y a veces un poco jugados.

Más allá de la cocina, hay algo que distingue a Tinto y lo vuelve inolvidable: su atmósfera. En el salón cálido, vivo, con detalles de madera, arte y cava a la vista, el ritual de la mesa se convierte en una celebración. La carta está pensada para el disfrute sin prisa: platos que invitan a compartir, maridajes que se eligen con cariño, una atención amable y cercana y esa música que acompaña sin invadir. Tinto no se apura: propone quedarse, brindar y conversar.

 

Lee la nota completa en nuestra edición N104