Admirable y conmovedora es la destreza musical de la talentosa artista británica Adele Laurie Blue Adkins, estrella que lleva años conquistando a multitudes al cantar, componer o al ejecutar diversos instrumentos. Respal-dada con un Oscar, varios Grammy y otras condecoraciones, esta inglesa trabaja constantemente para crecer profesionalmente y acompaña la evolución de su carrera con cambios internos que se reflejan en su imagen.
Cada vez que suenan hits como “Someone Like You” o “Rolling in the Deep” se hace inevitable el deseo de querer saber cómo es, qué historia tiene y cuáles son los sueños de Adele, la dueña de una voz extraordinaria que logra emocionar y fascinar por medio de la música. Las vivencias de esta figura que nació el 5 de mayo de 1988 en Londres, demuestran que su potencia no es solo artística, ya que posee una gran fuerza de superación y energía inspiradora para vencer obstáculos y fortalecerse por dentro y por fuera. Sus canciones suenan en el mundo entero, lleva millones de copias vendidas. Críticos y experimentados músicos reconocen su talento y es amada por multitudes, pero Adele padece la fama, la considera tóxica, y es por ello que concibe a su actividad artística como un hobby.
Celosa de su intimidad, esta estrella británica que ha apelado a la hipnosis para superar el miedo escénico, busca llevar una vida lo más independiente y normal posible en Londres, priorizando su familia y su bienestar. La intérprete de éxitos como “Hello” y “Set Fire to the Rain” perdió una gran cantidad de kilos a través de una dieta llamada Sirtfood y actividad física. La clave del método que eligió Adele es consumir apenas mil calorías diarias, apostando por productos poco calóricos, un plan nutricional muy restrictivo que ha generado críticas por desestabilizar al metabolismo. Ha eliminado de su vida, asimismo, el café, el cigarrillo y la carne, eligiendo el vegetarianismo como base de su alimentación.
Los premios cosechados, los discos vendidos y la trascendencia internacional de sus canciones, ratifican que Adele es una estrella. Sin embargo, ella suele confesar problemas y vivencias que la asemejan a cualquier mujer. Admitió haber padecido depresión posparto y contó que, por la maternidad, dejó el cigarrillo y se comprometió a no beber alcohol.
Con su fascinante sensibilidad artística Adele consiguió convertirse en una estrella, pero la fama y el éxito no la mantienen a salvo de tristezas, desengaños ni de privaciones afectivas. Mark Evans, su progenitor, la abandonó de pequeña y nunca mantuvo con ella un vínculo sano y armonioso; sumido en el alcoholismo falleció en mayo del presente año. La otra figura masculina que la marcó para siempre fue Simon Konecki, con quien estuvo siete años en pareja y tiene un hijo en común, llamado Angelo.
“Untamed: Stop Pleasing, Start Living”, libro firmado por la escritora norteamericana Glennon Doyle, motorizó en Adele el deseo de hacer una transformación interna espiritual muy profunda que se trasladó a su imagen. Esta obra, aseguró la cantante, le enseñó a entender que uno mismo es artífice de su felicidad y responsable de ser libre. Adoptó un nuevo peinado y bajó notoriamente de peso, pero en este proceso de cambio también abrazó una filosofía de vida que la impulsa a dejarse llevar por su instinto y confiar en su voz interior.
VER NOTA COMPLETA EN NUESTRA EDICIÓN Nº 84