Yo me considero un cazador de momentos, nos aclara Arturo, “viajo por el mundo buscando esos instantes únicos para fotografiar, la fauna silvestre y los retratos callejeros es lo que más me gusta registrar, y sin duda es esta fotografía la que más satisfacciones me ha dado. Retratar gente va más allá de solo sacar una buena imagen, el contacto con personas, muchas veces con culturas muy distintas a la nuestra, genera vínculos muy ricos y un aprendizaje increíble”. De este modo comenzó nuestra charla tamizada de anécdotas y ricas vivencias, con su convicción de resaltar lo más bello de nuestro planeta.

-Arturo, ¿cómo comenzó tu pasión por la fotografía?

Antes de la fotografía nació en mí la pasión por viajar. Desde chico tenía mucha curiosidad de conocer que había más allá de la frontera de Lima y del Perú.

A los veintidós años viajé por cuarenta y cinco días a la selva de Tambopata en Perú,  fui asistente de campo de Frans Lanting, uno de los mejores fotógrafos del mundo, para un artículo en National Geographic. Luego, decidí que quería ser fotógrafo de viajes y naturaleza, pero tuvieron que pasar muchos años, más de veinte, para poder vivir de esto. El camino fue largo, incluyendo diez años en los que me convertí en un empresario minero de cuello y corbata. En el 2013, decidí dejar el mundo empresarial convencional y dedicarme a viajar y fotografiar el planeta.

-¿Cuáles son a tu criterio las características que debería tener un buen fotógrafo?

Los fotógrafos profesionales terminamos convirtiendo nuestra pasión en nuestro trabajo. Si no amás la fotografía y no la vives con pasión, va a ser difícil que te puedas destacar en este mundo, lógicamente a eso le debemos sumar el talento.

En mi caso, que me dedico a la fotografía de viajes y naturaleza, la paciencia es un don que tuve que desarrollar. Muchas veces podemos pasar horas o días esperando encontrar el animal buscado o el clima ideal... y este nunca llega.

-¿Cuáles son los momentos preferidos del día en que querés lograr imágenes y sensaciones?

Siempre prefiero las primeras y las últimas horas del día, donde la luz suele ser mejor, además, para hacer fotografía de fauna son horas donde la actividad de los animales es mucho mayor. A la salida del sol los animales nocturnos se van a dormir mientras los diurnos se levantan para empezar su día. Además son momentos donde el clima es más fresco para ellos.

-¿Cuáles son tus mejores anécdotas de viajes?

Realmente tengo muchas anécdotas, unas más alegres que otras. Una de las que más me gusta contar es cuando de casualidad conozco a una gitana en Púshkar, India, y termino tomando un té de Chai en un pequeño local junto a dos gitanas más. Yo recién me enteré que eran gitanas cuando estábamos sentados en el bar y como buen occidental tenía el paradigma que que los gitanos te engañan y te roban. Me esperé lo peor. Al final conversamos más de una hora e hicimos una sesión de fotos increíble.

VER NOTA COMPLETA EN SOLO LÍDERES Nº 88