El conjunto de las islas más australes del archipiélago de las Cícladas recibe el nombre de Santorini. Una región deslumbrante cuya apariencia actual se forjó hace miles de años, cuando una gigantesca explosión volcánica derivó en la aparición de una estructura geológica conocida como caldera. Muchas parejas eligen visitar este destino griego para contraer matrimonio o disfrutar la luna de miel, seducidas por la atmósfera romántica que se respira en sus calles.
Se estima que unos 1.600 años antes de Cristo se produjo la erupción volcánica que cambió la fisonomía de esta zona del mar Egeo y, con el tiempo, dio forma a la caldera de hoy: un gran cráter que alberga pintorescos pueblos. La denominación de Santorini para este grupo de islas que pertenece a las Cícladas fue establecida por los venecianos en el siglo XII y deriva de Santa Irene.
La isla llamada específicamente Santorini, o Thera, es la más grande y la única habitada junto a Therassia. Por su impactante belleza natural, pero también por su rica historia, su vibrante cultura y su intensa vida nocturna, se convirtió en uno de los destinos más visitados de Grecia.
Fira, el centro de la acción
La capital de Santorini, y el asentamiento más poblado, es Fira. Allí se concentran los hoteles, los restaurantes, los bares, las tiendas y el resto de los establecimientos que satisfacen las demandas de los turistas.
Ubicada en el sector superior de la caldera, la ciudad brinda las mejores vistas panorámicas del Egeo. Sus calles angostas permiten caminar entre pintorescas construcciones, la mayoría de ellas pintadas de blanco, y proponen recorridos llenos de romanticismo.
Pero hay mucho para ver y hacer más allá de Fira, que se encuentra a diez kilómetros de Athinios, el punto al cual llegan los cruceros. Otro pueblo mágico en la parte alta del cráter es Oia, famoso por sus casas de cúpulas azules y por su disposición geográfica que invita a deslumbrarse con cada atardecer.
Firostefani, Imerovigli, Messa Gonia… Cada rincón tiene su encanto y justifica una visita. Las prisas deben quedar de lado para que el hechizo local tenga efecto y subyugue al visitante.
Entre playas y vinos
Las playas volcánicas rodeadas de acantilados son una marca registrada de Santorini. Kamari y Perivolos son las más animadas, aunque balnearios como Baxedes, Vlychada, Aspri y Kokkini Amos también consiguen seducir a los viajeros. Estos dos últimos lugares se conocen respectivamente como “Playa blanca” y “Playa roja” por el color de la arena.
Ninguna visita a este tesoro griego se completa sin una degustación de su enología. Su vitivinicultura tiene raíces muy antiguas y en ella se conjugan el microclima regional, las peculiares características del suelo y una tradicional forma de cultivo.
El vinsanto, un vino de aroma intenso y sabor dulce que se produce con uvas que se secan al sol, es el producto emblemático. Es importante tener en cuenta que varias bodegas se encuentran abiertas al público y permiten meterse de lleno en la producción de esta bebida que es un símbolo de Santorini e incluso de Grecia en general.