Hay viajes que se disfrutan de manera intensa y que una vez en casa, quedan guardados entre los tesoros más preciados de la memoria. Eso nos ocurrió con nuestra visita a Recife y a Olinda, dos destinos mágicos del estado brasileño de Pernambuco que tuvimos la oportunidad de conocer en profundidad gracias al cálido y atento acompañamiento de los guías de Luck Receptivo. Las playas soñadas, la cultura vibrante y la rica historia del noreste de Brasil, estimularon nuestros sentidos y nos generaron un sinfín de emociones.
Llegamos a Recife procedentes de Porto de Galinhas, otra hermosa localidad de la nación vecina de la mano de los profesionales de Luck Receptivo, quienes de inmediato nos invitaron a sumergirnos en el fascinante entorno de la capital de Pernambuco.
Recife está considerada como la puerta de entrada a la Región Nordeste, fue fundada en 1537 por los portugueses y estuvo más de dos décadas bajo dominio holandés en el siglo XVII, hasta que la llamada insurrección pernambucana expulsó a los neerlandeses.
Mencionada actualmente como “la Capital de la Creatividad”, Recife dispone de un Puerto Digital que está considerado como el centro tecnológico más importante de la zona al ser un barrio con una gran cantidad de compañías que apuestan por la innovación. El Aeropuerto Internacional de Guararapes, Gilberto Freyre, que opera numerosos vuelos nacionales e internacionales, es un factor clave a la hora de la facilitar los negocios, mientras que el Centro de Convenciones de Pernambuco contribuye al fomento del turismo de eventos. Recife también es un polo médico y gastronómico y un clásico del buceo en naufragios al contar con más de cuarenta embarcaciones sumergidas.
Al llegar, el mar de aguas cálidas y el sol constante enseguida emergen como grandes atractivos de esta ciudad que supera el millón y medio de habitantes, pero hay mucho más. Apenas unos instantes en sus calles son suficientes para descubrir una vida cultural de enorme intensidad, con raíces antiguas y un presente vigoroso.
El Frevo, ritmo hipnótico: Patrimonio Inmaterial de la Humanidad
Cuna de escritores, artistas, poetas y músicos, Recife se destaca por la diversidad cultural. Pero es el frevo el que mejor traduce los atractivos culturales que la ciudad tiene para ofrecer al mundo. Son muchas las postales musicales de la ciudad, como el Maracatu, los Caboclinhos, el Coco de rueda, la Ciranda y el contemporáneo Manguebeat. La celebración mayor de la cultura popular ocurre en el Carnaval de Recife, cuando desfila el Gallo de la Madrugada, el mayor bloque carnavalesco del mundo, reconocido hasta en el libro Guiness.
La ciudad tiene un rico y prestigioso ciclo festivo a lo largo de todo el año, con fuerte vocación para las fiestas callejeras, donde todo el mundo juega y se integra y, donde el frevo, resume buena parte de ese calendario. Además de promover una de las mayores fiestas de Carnaval del país, con polos dispersos por toda la ciudad y cientos de atracciones gratuitas, la ciudad no espera a febrero para desatar la alegría.
Recorrer el Paço do Frevo es la mejor manera de acercarse a este ritmo. En este recinto que cuenta con cuatro espacios de exposición pudimos apreciar muestras fotográficas y asistir a proyecciones audiovisuales muy enriquecedoras. En el lugar, situado frente a la Plaza del Arsenal, también funcionan una escuela de danza y otra de música y un centro de documentación e investigación.
El frevo no es el único rasgo distintivo del carnaval local, que se extiende durante cinco días en una enorme celebración popular. Los muñecos gigantes que le aportan colorido a los desfiles son parte de la fisonomía de esta zona y brillan en la llamada Embajada de Pernambuco. No hay que buscar en ella una misión diplomática del estado: en este sitio las protagonistas son las figuras de gran tamaño llenas de magia y encanto. La pintoresca exhibición permanente de más de sesenta muñecos, que incluye representaciones de Pelé, Ayrton Senna, Rita Lee, Neymar, Michael Jackson y hasta el papa Francisco, nos cautivó. La visita guiada nos permitió interiorizarnos sobre el origen de esta tradición, el proceso de confección de las marionetas y las formas de manipulación para que se muevan con coordinación y gracia.
El arte como motor en el Instituto Ricardo Brennand
Las expresiones artísticas se suceden a cada paso en Recife. Cerca del Paço do Frevo se encuentra el Centro Cultural Cais do Sertão, especializado en la cultura sertaneja. En él aprendimos sobre la trayectoria y la obra de Luiz Gonzaga, un destacado compositor y cantante que es conocido como el “Rey del Baião”, y sobre la vida en el sertón, tal como se denomina al interior seco de la Región Nordeste.
Los expertos de Luck Receptivo, en su afán de mostrarnos lo mejor de Recife, también nos acompañaron al Instituto Ricardo Brennand, uno de los museos más importantes de Latinoamérica. Fue fundado en 2002 para salvaguardar el acervo de la colección particular de Ricardo Coimbra de Almeida Brennand, un industrial pernambucano.
La infraestructura del Instituto Ricardo Brennand, que se halla rodeado de una reserva de selva atlántica protegida, incluye al Museo Castelo de San Juan, un jardín de esculturas, una pinacoteca, un auditorio, una biblioteca y una galería para muestras temporales. El Museo Castelo de San Juan nos fascinó: atesora más de 3.000 armas medievales, entre espadas, cuchillos, dagas y armaduras. Además cuenta con obras de arte, muebles góticos y otras piezas de incalculable valor.
La pinacoteca es otro lujo del Instituto Ricardo Brennand. Está equipada con la tecnología más avanzada para la preservación de los trabajos, controlando la humedad, la luminosidad y la temperatura con rigurosidad. En sus salas se exhibe la mayor colección internacional de cuadros de Frans Post, un pintor barroco del siglo XVII que es señalado como el primer europeo que retrató paisajes sudamericanos. Pernambuco subyugó a este genio neerlandés que plasmó su visión de manera magistral sobre los lienzos.
Sol, arena y mar en el nordeste brasileño
Como es habitual en todo el territorio brasileño, sobre todo en la Región Nordeste, los atractivos naturales son numerosos en Recife. La playa de Boa Viagem, con siete kilómetros de costa y una extensa franja de arrecifes, constituye la postal más famosa de la ciudad. No hay visitante que se resista a relajarse en las piscinas naturales de aguas cálidas y transparentes que se forman con la marea baja.
Para que nadie se quede sin disfrutar de Boa Viagem y otras playas de Pernambuco, existe una iniciativa bautizada como “Playa sin barreras”. Este proyecto, impulsado por las autoridades turísticas estatales desde 2003, permite que chicos y grandes con movilidad reducida puedan hacer uso de sillas de ruedas anfibias y cuenten con el apoyo de profesionales especializados para ingresar al mar de manera asistida. Las cifras indican que más de diez mil personas ya aprovecharon esta valiosa asistencia que contribuye a la inclusión.
Hechizo natural de la mano de “Catamaran Tours”, un operador pionero en los paseos náuticos
Los ríos también forman parte de la propuesta turística de Recife. De la mano de Catamaran Tours, un operador pionero en los paseos náuticos por Pernambuco que tiene treinta años de experiencia en el sector, navegamos por los cursos fluviales que atraviesan el centro de la ciudad. La empresa realiza siete paseos fijos con diversos horarios de embarque y además desarrolla tours especiales de acuerdo a la época del año y a la demanda.
El ingeniero Júlio Britto fue quien fundó Catamaran Tours. Los orígenes de la compañía se remontan a 1988, cuando construyó una posada en Nova Cruz y luego empezó a ofrecerles a los huéspedes paseos en barco. De a poco el servicio fue creciendo hasta que en 1996 se instaló en Recife.
Júlio falleció en 2000 y hoy su familia continúa al frente del emprendimiento. En nuestro viaje tuvimos la posibilidad de surcar las aguas del río Capibaribe a bordo de un confortable catamarán, recorriendo las islas de Boa Vista, Recife Antiguo y Santo Antonio y pasando por debajo de cinco puentes. Este city tour acuático nos permitió apreciar la localidad desde diferentes perspectivas, avistando la Plaza del Marco Cero o Praça do Marco Zero, el Parque de Esculturas de Francisco Brennand, el Teatro de Santa Isabel y otros lugares icónicos.
Olinda, la joya colonial
Apenas 10 km separan a Olinda de Recife. En unos pocos minutos de viaje, dejamos la capital de Pernambuco y arribamos al municipio vecino gracias al traslado de Luck Receptivo, aliados indispensables en nuestra travesía. Olinda ostentó la capitalidad estatal en varios pasajes de la historia y en el presente es admirada por la conservación de sus construcciones coloniales.
Su casco histórico, de hecho, está protegido como Patrimonio de la Humanidad desde 1982. Los ingenios de azúcar y la explotación de madera convirtieron a Olinda en un importante centro comercial en la época de la colonia, cuando surgieron diversas fortificaciones con fines defensivos y se instalaron diferentes órdenes religiosas en sus colinas. En la actualidad se trata de la tercera urbe más grande de Pernambuco y de una de las referencias culturales más importantes de Brasil.
La Catedral Metropolitana del Santo Salvador del Mundo es una de las edificaciones que nos impactó por su intenso pasado. En su emplazamiento primero hubo una sencilla capilla que empezó a levantarse en 1537; con el tiempo fue reemplazada por otro edificio y hubo varios cambios hasta llegar a la estructura actual. Su ubicación en el Alto da Sé brinda hermosas vistas panorámicas de Olinda e incluso de Recife.
El carnaval, toda la vida aunada en los ritmos del frevo y el maracatu
El frevo y el maracatu conquistan las laderas de Olinda durante el carnaval, un espectáculo que atrae a visitantes llegados desde los países más diversos. La celebración empezó a adquirir sus características actuales a partir de la fundación del Clube Carnavalesco Misto Lenhadores en 1907 y del Clube Carnavalesco Misto Vassourinhas en 1912, dos asociaciones que siguen deslumbrando con la fusión de tradiciones y costumbres de los blancos, los negros y los aborígenes.
En las procesiones de los europeos del siglo XV hay que rastrear las raíces de los desfiles de muñecos gigantes que hoy son un clásico del carnaval de Olinda. Cada año se suman nuevas figuras de hasta 4 metros de altura que recorren las calles y las cuestas al compás de la música.
Al igual que en Recife, aunque con sus propias características, aquí también aparecen las representaciones de artistas, deportistas, músicos y otras personalidades. En la Casa de los Muñecos Gigantes de Olinda nos deslumbramos con la creatividad de los artistas locales para dar vida a estas criaturas asombrosas.
Una vez concluido nuestro recorrido por Olinda, retornamos a Recife. Al día siguiente, un automóvil de Luck Receptivo nos trasladó al aeropuerto para volar hacia Fernando de Noronha, donde continuó nuestro itinerario brasileño. Pero esa historia quedará para la próxima edición de nuestra revista…
Sabores que seducen
La gastronomía es un aspecto importante en cualquier viaje. En Recife y en Olinda, los visitantes tienen a su disposición una amplia variedad de alternativas capaces de satisfacer las exigencias más diversas.
Durante nuestra estadía en Recife nos sorprendimos con Pobre Juan, un restaurante inspirado en las típicas parrillas argentinas. El primer local de esta marca nació en San Pablo en 2004 y en la actualidad ya son once los establecimientos distribuidos en diferentes regiones brasileñas que sirven cortes prémium de primera calidad acompañados por una amplia selección de vinos.
Pobre Juan se ubica en el Shopping RíoMar, un destacado centro comercial con numerosas tiendas. Un teatro con capacidad para setecientos espectadores, un parque de diversiones electrónicas y varias salas de cine son otros de sus atractivos.
Nez Bistrô, especializado en cocina italiana y francesa, fue otro de los restaurantes que tuvimos el privilegio de conocer. Funciona en una construcción del siglo XVII y se destaca por su atmósfera romántica, ideal para disfrutar en pareja. Pastas, risottos, pescados y carnes forman parte de su menú.
Junto al Instituto Ricardo Brennand, por otra parte, se sitúa Castelus, cuya filosofía culinaria se basa en la comida regional. Su ambiente lleno de arte y su entorno natural hacen que la experiencia resulte muy especial.
En Recife también recorrimos la Cachaçaria Carvalheira, de visita obligada para deleitarse con la clásica cachaça o cachaza. Esta bebida alcohólica se obtiene a partir de la destilación del jugo fermentado de caña de azúcar y es el componente esencial de la caipirinha. En este espacio conocimos el proceso de elaboración, observamos los equipos que se emplean el procesamiento y, por supuesto, degustamos este producto característico de Brasil.
En Olinda, Beijupirá es una de las opciones más aclamadas. Además de sus pescados y sus carnes, deleita con la vista panorámica. Oficina do Sabor, en tanto, es un restaurante instaurado por el chef César Santos en 1992 que logra muy buenas repercusiones entre sus comensales por el pescado con salsa de maracuyá, el pulpo a la salsa picante y el camarón con hierbas, entre otros platos de la cocina pernambucana.
Autor: Editorial Sólo Líderes